LA CRISIS DEL IMPERIO ESPAÑOL

 

En el siglo XVIII, se instauró en España una nueva dinastía o familia de reyes: los Borbones. Los Borbones trajeron nuevas ideas para organizar la política.

LA FRAGMENTACIÓN DEL IMPERIO

 

Tras la muerte de Felipe II, en 1.598, el imperio hispano se debilitó y comenzó a fragmentarse.

Los reyes del siglo XVII, Felipe III, Felipe IV y Carlos II, dejaron el gobierno en manos de validos.

Los validos eran consejeros que contaban con la confianza del rey y gobernaban en su nombre. Algunos adquirieron mucho poder, como el duque de Lerma o el conde-duque de Olivares.

Duque de Lerma
Duque de Lerma
Conde-duque de Olivares
Conde-duque de Olivares

Los validos trataron de reforzar el poder del rey reduciendo el poder de las instituciones con las que tenía que contar para gobernar.

Por este motivo, estallaron revueltas de protesta en Portugal, que consiguió su independencia, en Cataluña y en Italia.

El enfrentamiento con los Países Bajos continuó a lo largo del siglo XVII. Aunque en 1609 se declaró una tregua de doce años, la guerra se reanudó pasado este tiempo. En 1648, España reconoció la independencia definitiva de estos territorios y la pérdida del predominio en Europa.

 

LA GUERRA DE SUCESIÓN

 

En 1.700, Carlos II murió sin dejar sucesor.

Se presentaron dos candidatos para sucederle: Felipe de Anjou, nieto del rey francés; y Carlos de Austria, nieto del emperador alemán.

Felipe de Anjou
Felipe de Anjou
Carlos de Austria
Carlos de Austria

Los países europeos apoyaron a uno u otro candidato según sus intereses. Por su parte, en España, Castilla apoyó al candidato francés, mientras que la Corona de Aragón apoyó al candidato alemán.

Se originó entonces la guerra de Sucesión, que fue una guerra internacional y civil.

La guerra de Sucesión terminó en 1.713, con la firma del Tratado de Utrecht.

Se reconocía el triunfo de Felipe de Anjou, que accedió al trono como Felipe V.

Pero el imperio hispánico debía ceder parte de sus territorios en Europa a Austria e Inglaterra.

Así comenzó a reinar en España una nueva dinastía: la de los Borbones.

LOS PRIMEROS BORBONES

Los Borbones comenzaron a reinar en España a principios del siglo XVIII y establecieron una nueva forma de gobierno, la monarquía absoluta, en la que el rey tenía todos los poderes del Estado.

El rey trató de uniformizar (igualar) todos los territorios de España.

Aprovechó la derrota de la Corona de Aragón en la guerra de Sucesión para suprimir sus leyes e instituciones. Por ello, entre 1707 y 1716, promulgó los Decretos de Nueva Planta (conjunto de decretos por los cuales se cambió la organización territorial), que acabaron con las Cortes de Cataluña, Aragón, Valencia y Mallorca y con sus fueros o leyes propias.

En cambio, no hizo lo mismo con los fueros e instituciones de Navarra y el País Vasco, ya que ambos territorios lo habían apoyado en la guerra de Sucesión.

 

LAS REFORMAS DEL SIGLO XVIII

Los reyes del siglo XVIII, Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV, emprendieron numerosas reformas adminsitrativas y económicas y construyeron numerosas obras públicas.

 

Reformas administrativas.

Los validos fueron sustituidos por los secretarios de Estado o ministros, que ayudaban al rey en las distintas tareas de gobierno.

 

Obras públicas.

Se mejoraron las comunicaciones con la construcción de carreteras y canales.

 

Reformas económicas.

Para mejorar la economía, se crearon:

-  Las manufacturas reales: Fábricas protegidas por los reyes.

- Las compañías comerciales: Compañías que comerciaban con América bajo la protección real.



 

EL FINAL DE LA EDAD MODERNA

Durante el siglo XVIII, los reyes se enfrentaron con Gran Bretaña y Portugal, que pretendían que España abandonara el monopolio en las colonias, es decir, que permitiera que otros países pudieran comerciar también en ellas. Para eso, entorpecían el comercio entre España y América.

Las guerras provocaron enormes gastos. Para hacer frente a ellos, los reyes aumentaron los impuestos y la población se empobreció. Las dificultades y la incapacidad de los reyes y sus ministros para resolverlas provocaron la protesta popular.

Así, en 1808, estalló el motín de Aranjuez, que obligó a Carlos IV a abdicar en favor de su hijo, Fernando VII.