Tras la invasión musulmana, los cristianos se refugiaron en el norte de la Península y los Pirineos y se organizaron en pequeños reinos y condados.
Durante casi ocho siglos (711-1.492), los reinos cristianos lucharon contra al-Andalus. Pero también mantuvieron relaciones comerciales, conocieron sus costumbres y viajaron por su territorio.
En la zona cantábrica, los cristianos aceptaron como jefe a un noble visigodo llamado Pelayo y fundaron el reino de Asturias (reino astur) en el año 722.
En el año 910, trasladaron su capital a León y el reino pasó a llamarse reino de León.
En los Pirineos, se crearon el reino de Navarra, los condados catalanes y el reino de Aragón.
En 1031, al-Ándalus se dividió en reinos de taifas, que estaban enfrentados entre sí. Los reinos cristianos aprovecharon esta debilidad y extendieron sus fronteras hacia el sur.
Los condados cristianos fueron uniéndose y conquistando territorios a los musulmanes.
En 1137, se unieron los condados catalanes y el reino de Aragón y formaron la Corona de Aragón.
Un poco después, el reino de Portugal se independizó del reino de León y formó un reino independiente.
En 1.230, durante el reinado de Fernando III, se unieron los reinos de León y de Castilla y formaron la Corona de Castilla.
El reino de Navarra perdió parte de sus territorios a favor de Castilla y a principios del siglo XIII pasó a ser gobernado por reyes franceses.
En 1.479 Isabel I, heredera de Castilla, se casó con Fernando II, heredero de Aragón, y unieron las dos coronas. Se llamaron Reyes Católicos.
Los Reyes Católicos se anexionaron el reino de Navarra y conquistaron el reino de Granada en 1.492.
Así se produjo la unificación de España, aunque cada reino siguió con sus leyes y sus instituciones.